Monday, January 31, 2011

De la cintura inexistente a una apetecible

Así ha sido mi vida entera, siempre medio acomplejada por no tener cintura, es decir, sí tenerla pero de proporciones fuera de lo considerado estéticamente correcto.


90-60-90 eran los números que indicaban perfección (números que indicaban centímetros de busto, cintura y caderas). Nunca los tuve, o si los tuve no me preocupé, el hecho es que cuando vine a preocuparme me encontraba con un 100-85-100, proporcionada arriba y abajo, pero al medio una redondez desastrosa.


En fin, los que me conocen en vivo y en directo me vieron más delgada justo antes de casarme, luego rendondísima cuando tuve a Camila y después de eso bajé de peso, pero no volví a ser como antes de casarme, luego otro embarazo, esta vez fallido, y la rienda suelta a la quijada hicieron un par de estragos, y me quedé redondita hasta que decidí por fin poner alto a esta situación y apelando a los resultados rápidos empecé a cerrar la boca y comer menos.


Hace unos días unas compañeras de trabajo me dijeron "pero tú estás más delgada" a lo que respondí "sí". Ella, muy capciosa, empezó a afirmar "pero tú rebajas muy rápido" y yo "oh sí, hay que dejar de comer dulces y comenzar a cenar temprano cosas ligeras" dando una cátedra de la forma más eficiente de rebajar. Lo que no les confesé en ese entonces fue que además de cerrar la boca abrí la billetera para comprar una faja reductora. ¡Qué maravilla! Todos los días me meto en mi faja y vientres planos, pechugas más altas y cintura aparecen por arte de magia.


De a poco fui bajando de peso y el cuerpo se va modelando con la faja, los pantalones cierran otra vez y a pesar de que fuera hace calor dentro de la oficina el aire acondicionado está que congela, así que mi amiga la faja me sirve para dos cosas, pasar el frío y lucir esbelta. ¡Una maravilla!


Lo malo fue al principio cuando después de ponérmela con ayuda de la vendedora, tuve que ir al baño a hacer esas cosas que solo se hacen ahí, y desabroché los ganchitos (3) que trae la parte del medio abajo. Fino. Me siento, hago lo que hice, me seco, me subo los calzones y procedo a tratar de cerrar la mágica faja. Señores como dicen acá "hay que fajarse" para poder llegar a poner los ganchitos uno a uno, y la técnica es la siguiente: Se toma la parte de adelante de la faja con la mano derecha, la parte de atrás con la mano izquierda que a su vez rodea el muslo izquierdo (si desean saber qué trabajo háganlo ahora mismo, párense de sus asientos y hagan el ejercicio), las piernas flexionadas tal cual un sapo tratando de ponerse en posición de saltar. Mucho ánimo y a estirar ambas partes para ver si logran coincidir. Un ganchito a la vez. ¡Qué difícil! La visual no es buena, así que todo tiene que ver con sentido de la ubicación. Varios sudores más adelante logro enganchar el primero. Bien. Voy por el segundo, pero hay que tener en cuenta que puede suceder (y sucede) que el primero se desenganchará cuando vas a tratar de enganchar el segundo. Se aguanta la respiración y luego se procede. Cuando ya no das más, sueltas el aliento y al mismo tiempo se sueltan las partes de la faja por el sudor de las manos. Uf... Luego de unos minutos en este trajín, logras poner los ganchitos y te pones el resto de la ropa jurando no volver a beber agua ni ningún líquido para no tener que volver a pasar por este suplicio post-pipí.


El consuelo es que cada vez es más fácil, la práctica hace al maestro y definitivamente tiene sus frutos porque si esa cintura (debajo de la faja) no es mía, entonces ¿De quién es?. ¡Claro que es mía! Y puedo decir ahora tengo cintura apetecible.

Friday, January 28, 2011

Cómo crecen...



Bien, ya comenzó la época en que mi hija adorada ha comenzado a imitar las cosas que hago.


Comenzó la etapa en que no puedo ponerme la crema de las arrugas en la cara sin "ponerle" a ella también (claro, unto un dedo y le paso otro!), luego ella misma se esparce la crema y después le muestra a papi lo linda que quedó.


Ha comenzado la etapa en que se empezó a poner mis zapatos (estas fotos adjuntas son de ese día) en que se quedó un momento en la habitación y vino de allá con unas sandalias mías puestas en sus pies con medias jajaja ¡Se ve tan divertida!


Mi hija va creciendo, cada momento es una sorpresa. Me acompaña, me ayuda, me hace reír, me saca algunas canas, me moja el hombro cuando llora y definitivamente la vida es mejor!

Tuesday, January 25, 2011

Un hombre con un reloj

Hace mucho tiempo atrás leí una frase que siempre me ayuda a entender algunas cosas, y decía así:


"Un hombre con un reloj sabe qué hora es. Con dos nunca está seguro."


Y es totalmente cierto, cuando tienes un reloj, sabes la hora, vives y te acomodas a esa hora, te apuras si estás atrasado y lo coges suave si vas bien de tiempo. Si tienes dos relojes nunca sabrás qué hora es a menos que ambos relojes estén ABSOLUTAMENTE sincronizados, no sabes si le haces caso a la hora que va más adelantada o a la que va más atrasada.


Cuando tienes una persona a la que amas y aparece otro "reloj" es un gran problema. Por eso el mensaje es para quienes tienen su reloj funcionando, que les sirve, que les gusta, que les resuelve, ámenlo y no camino real por vereda.

Wednesday, January 19, 2011

Dinero y amistad (mala combinación)

Sé por experiencia propia que el dinero no se debe mezclar con la amistad (así mismo los negocios y familia a veces tampoco resultan).


Filosofando con Tesorinho un día me hacía la siguiente reflexión: Si tú tienes un amigo que un día te pide 500 pesos (algo así como 13 dólares), una cifra alcanzable pero no es que te sobre siempre (y menos en estos tiempos de crisis económica), y resulta que tú le prestas los 500 pesos, el "pana" se los lleva y por esas cosas de la vida "se le olvida" devolvértelos en la fecha que acordó. Ok, tú vuelves a ver al "amigo" y por vergüenza o cortesía no le tocas el tema de los 500... Y por cierto, el susodicho no recuerda el tema del dinero tampoco. Tú te quedas con esa "espinita" en el pecho... Aaaaaah! El pana vive tranquilo y feliz mientras tú cada vez que lo ves nada más recuerdas los 500 pesitos... 


Efectivamente, cada día que pasa y que por esas vainas de la vida necesitas de 300, 400 o 500 pesos, te acuerdas del "amigo" (y probablamente también de su madre, su tía y su madrina).


Tanto te molesta el tema de los 500 pesos, pero ha pasado tanto tiempo que ya no sabes si vale la pena recordar el asunto. Decides entonces que alejarte de aquel personaje es lo mejor.


¡Qué problema! Si el tipo aquel (porque ya no es tu "amigo") nunca te hubiese pedido dinero, pues quizás todavía se siguiesen viendo, compartiendo en tu casa, o en la suya, y quizás (lo más probable) es que hasta gastes más de 500 pesos (en ron, comida, etc.) cada vez que se vean, y he aquí la pregunta idiota de la hora: ¿Por qué uno se encojona tanto cuando le deben dinero? ¿Es por el hecho de que te lo piden prestado y no regalado como debiese haber sido si no pensaban devolverlo? ¿O es que te molesta que te vean la cara de estúpido? ¿O es que simplemente al ir pasando el tiempo te das cuenta que esa amistad solo costaba 500 pesos?


Por eso, quien crea que es mi amigo no me pida dinero prestado, pues prefiero mantenerle como amigo y no tener que hablar mal cuando usted falte a su compromiso... Porque asumo que toda la gente es honrada, pero solo hasta un día.

Monday, January 17, 2011

Drama queen

De verdad que hay gente en el mundo que está hecha para el drama. La mayoría son mujeres y por eso se hacen merecedoras del título "Reina del Drama" (o Drama Queen).

Si alguno de ustedes ha visto una película o leído un libro llama "El secreto" sabrá que en su esencia dicen que este es un mundo de energías, y por lo tanto al atraer energías positivas las cosas buenas pasan. Si nada más pensamos negativamente y nos mantenemos con una hipocondría extrema solo nos enfermaremos las cosas buenas que queremos no se materializan porque las energías negativas proliferan.

No sé si toda esa teoría será cierta o se trata de mucha palabrería, pero, más vale prevenir que curar y por eso es mejor mantenerse positivos.

Conozco gente que utiliza los "status" de Facebook, del gmail, de Messenger etc, para decir: "Estoy tan triste :(" para que todo el boludo que les haga caso les pregunte "¿Y qué te pasa fulanita?", "Cuenta conmigo mi amoool" etc...
Hay otras que viven haciéndose las víctimas... De verdad que hay par de personas a las que no les hago ni caso de lo que ponen... porque es cierto, si uno se junta mucho con cojos a la semana cojea y lo menos que quiero es energía negatica en mi vida. 

No sé si estoy siendo egoísta o qué, pero yo sé que mis verdader@s amig@s no necesitan poner cada día un "status" más dramático que el del día anterior!!! Sé que mis amig@s cuando pasan por un momento bajo no se dedicarán a esparcir malas vibraciones por el universo. Sé que mis amigos confían en que pronto se solucionarán los problemas y que Dios aprieta pero no ahorca.

¡He decidido que este año las cosas deben mejorar Sí o Sí en todos los aspectos! 
Buena salud y buena onda para todos (incluso para aquellas drama queen)


Friday, January 14, 2011

El lugar correcto

Hace un tiempo un amigo mío me contó esta peripecia que ocurre en un sitio donde se supone que las féminas no podemos entrar, el baño de los hombres.


Me contaba que estaba él dentro del baño, de pronto apareció un compañero de trabajo y le comienza a hablar mientras él vaciaba su vejiga en el urinario (cosa muy normal sobretodo si están en el baño no?). Hasta ahí todo normal.


De pronto entró otro compañero de trabajo, y mientras los dos primeros seguían una conversación de trabajo (no sé por qué hay personas que van al baño a hablar de trabajo, ¿Será porque todo esto les sabe a mierda?) el recién ingresado se dispone a orinar y cuando pasa al lado de los otros se tira una tremenda ventosidad, gas o pedo.


Los otros dos se miran, no sé si ofendidos o sorprendidos, hasta que uno de ellos le dice al pedorro "Compadre, pero... Por favor..." El del pedo no se excusa, sino que defiende su gas y dice que está en el sitio adecuado para tirarse el pedo.


Es cierto el baño, se supone, es el lugar correcto (¡¡¡ Y que lo sepan algunos que han infestado ascensores!!! El que usted esté en intimidad consigo mismo, no le da derecho a intoxicar el aire de un ascensor), quizás lo que "criticaba" el que reprendió al pedorro es la actitud... 


Pero, realmente, yo todavía no tengo una posición clara al respecto. Porque cuando, yo al menos, veo gente o sé que hay gente en el baño del lado, como que la barriga se controla y trato de no hacer "ruidos", por vergüenza quizás, de que se vayan a reir de mí, aunque no sé si sabrán quien es quien dentro de la cabina contigua, y se supone que estoy en el baño, en el lugar correcto para esos menesteres y que debería darle rienda suelta a lo que sea que tenga que salir por aquellos orificios inferiores.


No sé... si ese no es el lugar correcto, no sé cual lo será.

Tuesday, January 11, 2011

La escuela

Haciendo memorias de mi juventud (¡Oh Dios! Eso sonó a vejestorio parlante) encontré dentro de mis recuerdos la escuela en la que estuve cuando estaba en enseñanza básica (1° a 6°), era una escuela pública que quedaba a unas 11 cuadras de casa. Se llegaba fácil, en un autobus directo y caminando un par de cuadras. Al principio me iba a dejar mi nana (quien me crió prácticamente Ethel, porque al ser 3 hermanas, y yo la más pequeña, mi madre necesitó ayuda extra y mi "nana" llegó a vivir con nosotros en casa) y después yo iba sola, tenía llaves de casa desde pequeña y cuando se me quedaban saltaba la reja y entraba por la ventana del baño o de la cocina si se quedaban abiertas. 


Siempre llegaba temprano, a la escuela, y el compañero de curso que vivía al lado del establecimiento llegaba siempre tarde (¿Por qué siempre pasa eso, que el que vive más cerca llega más tarde?). Me entretenía en lo que fuera en lo que la profesora entraba al aula. Tenía una compañera que se llama Mabel, con quien siempre andábamos juntas y éramos las más estudiosas, siempre nos turnábamos el primero y segundo lugar cada año.


Sonaba la campana del recreo y salíamos al patio a jugar (¡Sí, campana!... Eso indicaba status, pero del bajo, los colegios privados tenían "timbre" jajaja). Había una multi-cancha y las niñas jugábamos al "elástico" mientras los varones pateaban una pelota de fútbol. Los más grandecitos jugaban a un asunto que se llamana "A la chevé" que tenía un cantico "A la chevé, chevé, chevé... dele un besito al que quiera usted" jajaja ¡Qué precoces!... Yo nunca jugué a eso... pero vi a mi hermana jugar... jajaja 


Recuerdo que me gustaba un poco un compañerito, no recuerdo su nombre, pero ¡Bah! Tonterías de niños y total nunca me hizo caso jajaja. Como quiera no me gustaban los "niños" porque jodían demasiado, escupían el piso, sudaban como cerdos cuando corrían y les corría la gota con la tierra por la frente cuando entraban a la clase... Eran molestosos, flojos y odiosos a mi parecer... Claro, después con el tiempo y la adolescencia los fui encontrando un poco más interesantes! jejeje


En esa época (y creo que todavía) había un colegio privado de mucho renombre "Nido de Águilas", pero a nuestra escuela le apodé "Nido de Ratas" porque recuerdo que algunos ratones pasaban por las paredes en las tardes.

La escuela era "pobre pero honrada" (como el diario "El Hocicón" de Condorito), no había pasto ni plantas, solo cemento y gravilla, un par de columpios medio oxidados y las salas eran de madera. pero eso no impedía que nos paráramos erguidos y orgullosos todos los días a las 8am frente a la bandera a cantar con voz firme el himno nacional. 


Teníamos algunos días clases de inglés (extra) que las daba una profesora chiquita, que siempre vestía de abrigo rojo y botas negras. El cabello era corto y negro también. Se nos parecía al gato con botas, así que un día le preguntamos que cómo se decía "Gato con botas" en inglés y ella nos dijo "Cat boot" jajajaja Aparte de que lo dijo mal (porque el título del cuento es "Puss in boots") se le pegó el apodo, así que con mi hermana Soraya nos reíamos a escondidas de esa profesora: "La Cat Boot" jajaja


En fin, creo que no estoy tan mal de la  memoria...

Wednesday, January 05, 2011

De las gracias de Camila

Ahhhh son tantas las cosas que hace Camila que a veces quiero hacer un post sobre eso pero creo que saldrá demasiado largo... O a veces no lo escribo porque contarlo quizás no hace tanta gracia como verlo o haberlo vivido, pero la memoria es frágil (aún cuando esté tomando Gingko Biloba, una pastillita que te ayuda con la memoria pero que a veces como la misma me falla se me olvida tomármela jajaja) así que es bueno ayudarse con esta especie de diario virtual en donde se plasman las anécdotas y todas esas cosas que no quiero nunca olvidar (y ojalá que el internet siempre exista para poder revisarlas jaja)


En fin, vamos con una de las "gracias" de la pequeña que ilumina mis días con sus sonrisas, ojitos vivaces y personalidad.


Siempre he sido una persona muy musical, gracias a Dios tengo buena voz y canto muy lindo (según me dicen) entonces dentro del repertorio normal, desde que se agregó Camila en mi vida, ha ido creciendo y acomodando canciones infantiles de un grupo que me gusta mucho (Chileno "for cors") que se llama Mazapán (cuando tenga la posibilidad de poner vídeos de Camila con esas canciones aquí lo haré). 


Hay una de esas canciones que me gusta mucho que es del Caracol Agustín, a Camila le encanta, se la cantaba sobre todo cuando era hora de dormir. Cuando vamos de vuelta a la casa (desde el centro donde la cuidan) a veces pongo el radio con las canciones o simplemente voy cantando y ella escuchando e interactuando conmigo. Tanto interactúa que cuando no quiere que cante más una canción me dice "no no no" moviendo su cabecita, entonces yo le pregunto "¿Cuál cantamos entonces? ¿La Vaquita Loca?", ella dice "no, lito mmmh?" Ahí entiendo que es la del Caracolito y canto. Cuando la canción se va acabando ella dice "má má" Así que yo rebobino el "cassette" y vamos cantando nuevamente el Caracolito.


Ella definitivamente sabe que me maneja con sus botones imaginarios, y va cambiando la música con su "no no no".